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Los intercambios de regalo

  • Por: Ricardo Miranda
  • 7 dic 2017
  • 4 Min. de lectura

Se acerca la navidad, una fecha muy bonita, donde surjen nuestros mejores sentimientos, tan es así que quisiéramos hermanarnos con todo el mundo.

Como toda celebración, son días de fiesta, llenos de tradiciones entre las que se cuentan: las posadas, generalmente son fiestas populares donde se quiebra una piñata, se dan aguinaldos y no puede faltar el ponche, que es una infusión de frutas y hay quien lo toma con piquete.

Otra de esas celebraciones es el ya conocido convivio de fin de año, éste lo hacen las empresas a modo de agradecimiento al buen desempeño de los colaboradores y ahí se rifan regalos que hacen emocionante estas ocasiones. Nunca falta alguien con la idea de hacer un intercambio de regalos, es decir, escriben el nombre de cada uno de los participantes en un papel y cada quien va sacando uno, la única regla es no sacar nuestro nombre, a modo de regalarle algo al compañero que nos tocó.

Desde que tengo uso de razón, esos intercambios de regalos han sido de las peores experiencias que he vivido, tanto así que han marcado mi vida, y la historia empieza así:


Yo tenía 8 años de edad, iba en tercero de primaria y aún no conocía la maldad que imperaba en el ambiente. No se a quien se le ocurrió la genial idea de hacer un intercambio en el salón, para lo cual acompañé a mi mamá al centro comercial y ahí me pidió que eligiera 5 cochecitos hot wheels, mismos que me encantaban.

No recuerdo todos, pero si el que más me gustó: un bochito color rojo con el escape plateado y unas flamas a los costados y en el cofre. Ya que estábamos en casa, inmediatamente fui por los carritos, ya quería jugar con ellos, pero me dijo mi mamá que no eran para mi, iban a ser para mi compañero Ricardito, y agregó que a mi me regalarían algo tan bonito como eso. Yo ingenuamente confié en ella, y esperé con ansia ese regalo. Llegando el día, empezaron por nombrar a uno, el fue Lazaro: Sofi recibió de Lazaro 2 muñecas Barbie, y luego le dio a Male un juego de colores. Male a su vez le regaló a Valentin 3 libros para colorear, uno era de los transformers, y así siguieron, con obsequios que harían feliz a cualquier niño, pero....... Oh decepción, cuando Susanita dijo que me daría a mi, el resultado me deprimió enormemente, era un peluche en forma de elefante verde (parecido al de la imagen, aunque un poco más sucio). Me dieron ganas de llorar, quise aventar eso a la basura, pero la maestra no me dejo y pensé: no sería mejor que cada quien se quedara con lo que había comprado, en vez de darle a otro?. Cuando llegue a casa, mi mamá notó mi estado de ánimo y sin que se lo pidiera, como premio de consolación, me compró un carrito, el cual no era de mi agrado, ya que nunca se caracterizó por su buen gusto para los juguetes, pero se lo agradecí de todos modos.


Después de eso, la experiencia no cambió, y empecé a coleccionar los regalos que me daban, luego entonces tengo en una caja: un juego de copas, una camiseta del club américa, (equipo que por cierto odio), un ramo de flores de utileria, un cuadro de Bart Simpson, un cd original de Yandel, uno de Banda Machos, uno de Alejandro Fernández, 3 botellas de chocolates rellenos de licor y un lapicero de marca, el único buen regalo que en su momento recibí, fue un cd de The Beatles, el detalle es que ya lo tenía, pero de todas maneras agradezco la atención, pues soy fiel amante de esa música.

No es por presumir, pero los regalos que hago suelen ser bastante buenos, o por lo menos lo que escriben en las listas de deseos, tratando siempre de dar más de lo que me toca, ya que supongo que el chiste de hacer esas reuniones, es el de salir con algo que nos agrade y que podamos utilizar , o por lo menos no sea motivo de burla de familiares y amigos, o en su defecto que no sea motivo de anécdota (así como esta sucediendo en este momento que les cuento mis amargas experiencias)..


Otra cosa que no entiendo, es esa lista que mencione hace unas líneas, donde escriben lo que quieren recibir: ¿no es mejor ir a comprar algo a mi gusto? , si son zapatos, por ejemplo, ¿no son una prenda de uso intimo donde interviene sobre todo mi personalidad?, y la otra:¿que tal si me aprietan o me quedan grandes? Hay que ir a cambiarlos, y eso conlleva a dar molestias innecesarias. Si esta costumbre es para convivir entre amigos, se me hace una forma muy tonta y cara de hacerlo, pienso que sería mejor cooperar entre todos, ya que con 300 pesos que ponga cada uno, fácilmente alcanza para unos cartones, 2 botellas, refrescos, hielos y hasta botana, y solamente faltaría una bocina y ya se armó y no invertir mínimo 500 en una cosa que seguramente no sera del agrado de quien lo recibe, y haciendo sentir cursi al que lo da y motivando el consumismo.

Por lo pronto este fin de año los del trabajo volvieron a decirme Grinch, ya estoy acostumbrado a eso, y mejor no digo como los llamo a ellos, eso sería muy feo y a la vez penoso.

De esta nota puedo deducir cuatro cosas:

1.- Eviten hacer intercambios, es una forma muy infantil de convivir

2.- Sigan mi consejo y guarden lo que les regalen en una caja, de esa forma para el próximo año, ya tienen algo que regalar

3.- Investiguen a que equipo le va a quien le van a regalar una camiseta, ya que aunque por decencia no se dice, imaginen lo que piensa de ustedes al que recibio el presente, y por último

4.- Si algún día alguien les regala un cd de The Beatles, no importa que ya lo tenga, haganmelo llegar. ESO SI SE LOS VOY A AGRADECER.


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