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Los albures mexicanos

  • Por Marlene Zavala
  • 22 oct 2017
  • 3 Min. de lectura

- Ha llegado a considerarse un verdadero lenguaje

- Desde 1998 se organiza el Concurso Nacional de Albures

- Forma parte de la cultura del mexicano


El albur mexicano es un juego de palabras con un significado sexual donde el que termina haciéndola de homosexual, es el perdedor.


En un principio el albur se practicaba únicamente entre varones, aunque después empezaron a utilizarlo también las mujeres, situación que no debería ser, pues siempre se busca utilizar 2 objetos: uno largo (haciendo alusión al pene) y una cavidad (presumiendo una vagina), por lo que cuando una mujer alburea, no tiene tanto sentido.

Armando Jiménez, escritor mexicano, en el año de 1959 escribió el libro: Picardía Mexicana, que es una de las más completas recopilaciones en éste ámbito, y fue sacado de la forma en que se comunicaban las personas que habitaban en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Aunque no se conoce una fecha exacta del inicio de esta tendencia, se cree que fue creada desde la época colonial, por las personas que se dedicaban a extraer metales de las minas del área de Pachuca, en Hidalgo, y ya para finales del Siglo XIX, era utilizado de forma generalizada en el centro del país, destacándose en Distrito Federal (hoy CDMX), Guanajuato, Querétaro, Puebla, Tlaxcala y Morelos, por mencionar algunos. Como el albur era utilizado principalmente por la población de escasa educación, era relacionado a las groserías y majaderías, pero por su complejidad, lo ha practicado también muchas personas de gran nivel cultural, y éstas buscan utilizar un albur más sutil ya que sus expresiones deben evitar toda connotación grosera o peyorativa.


La Fundación Arturo Herrera Cabañas, A.C., organizó en la Ciudad de Pachuca el primer “Concurso Nacional de Albures”, en el año de 1998, siendo apoyado por el gobierno del estado a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

El albur es un juego como el ajedrez, depende de mucha sagacidad y velocidad de pensamiento, y tiene varias reglas, entre las que destacan las siguientes:

  • Hay que evitar que el contrario pueda contestar lo que se dijo.

  • Hay que intentar el verso en rima en vez de prosa.

  • Usar una acentuación para formar con dos o más palabras la que tiene el verdadero sentido.

  • Los versos deben ser nuevos y relacionados con una situación diferente a la que se trata en realidad, ésta es por lo general de índole sexual.


Se pueden incluir ademanes, gestos o expresiones gráficas, las cuales no siempre sirven, pues muchas veces en el duelo no tienen contacto visual.

Algunas reglas que se siguen en el Concurso Nacional del Albur son las siguientes:

  • No se puede insultar directamente al contrincante.

  • Es causa de descalificación inmediata el uso de palabras soeces o altisonantes.

  • El tiempo máximo para contestar un albur es de 5 segundos, en caso contrario, es descalificado.

  • No se puede repetir un verso.

Una persona alburera es aquella que utiliza frecuentemente este tipo de comunicación, y por otro lado se le llama persona albureada la victima de la misma, y estas connotaciones se utilizan tanto en el concurso como en la vida diaria prácticamente como cualquier tipo de broma.


No debemos perder de vista algo de importancia, por las diferentes traducciones del idioma español a otros (llámese inglés, francés, alemán, italiano o ruso, por mencionar solo algunos), el albur se puede practicar solamente con el idioma castellano, y aunque fue creado en México, en varios países tienen su muy peculiar forma de practicar el albur, dadas las culturas circundantes, diferentes modismos y nombres de algunos objetos.

Tampoco debemos olvidar que aunque tiene fama de ser un idioma vulgar, puede ser utilizado por personas de todo tipo de clases sociales, pues no utiliza malas palabras y aunque su significado es en la mayoría de los casos sexual, tampoco se nombran directamente las partes que intervienen en ese acto, por lo que como son solamente similitudes, se vuelve una forma divertida y ágil de jugar.

Para finalizar se puede decir que durante la década de los setentas, el cine que se producía en México fue el de ficheras, donde hacían gala de un albur picaresco y muy fino, de ahí surgieron figuras como: Alfonso Zayas, Rafael Inclán, Luis de Alba, Lalo “El Mimo” y el mismísimo Victor Manuel “Güero” Castro, quién se presume fue el iniciador de éste género cinematográfico.


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