Aburrido???
- carlos Martínez
- 16 sept 2016
- 2 Min. de lectura
Chiste - Un anciano muere y va la cielo. Allí es recibido por San Pedro. - ¿Me puede decir cómo se llama? - Pues, es que no me acuerdo. - A ver, le pondré algunos nombres, y me dice si le suenan. ¿Carlos? ¿Luis? ¿Juan? ¿Antonio? - No creo que no, ninguno me suena, aunque podría ser uno de esos.

San Pedro, desesperado, va a ver a Jesús, al que le cuenta el caso del anciano. Entonces Jesús acude a hablar con él. - Mire, le haré unas preguntas, intente recordar, ¿de acuerdo? El anciano asiente. - ¿En qué trabajabas? - Creo que era carpintero. - ¿Estabas casado? - Creo que sí, era una mujer muy buena, casi un santa, creo recordar. - ¿Tenías hijos? - Sí, uno, pero era muy independiente. Entonces Jesús llora de alegría, y corre a abrazar al anciano. - ¡Papá, soy yo tu hijo! Entonces el anciano llora también y exclama emocionado. - ¡Pinocho!
Frase celebre - El amor no tiene cura, pero es la única medicina para todos los males. (Leonard Cohen)
Refran - DI TU SECRETO A TU AMIGO, Y SERAS SIEMPRE SU CAUTIVO. Alude al cuidado que debemos tener al confiar en alguien nuestros problemas).
Nota curiosa - Los estadounidenses comen un promedio de 7.5 hectáreas de pizza por día.
Personaje Excéntrico - CHARLES BAUDELAIRE Cuando tenía veinte años contaba con una buena fortuna personal, heredada tras la muerte de su padre, pero la dilapidó en parrandas y excesos. A pesar de quedar en la pobreza, se obstinó en llevar un estilo de vida caprichoso, sobre todo después de publicar su célebre obra Las flores del mal (1857). Se teñía el cabello de un color azul verdusco, era insolente, provocador y pasaba días enteros en los burdeles. Tuvo una tempestuosa relación con una actriz mulata y con frecuencia protagonizaba grescas y discusiones callejeras. En una ocasión un editor retiró una coma de uno de sus poemas y él pasó una semana entera sin dormir pensando en ese solo detalle. Aficionado a las drogas y el alcohol, consumía excesivas cantidades de opio y hachís para disfrutar lo que llamaba los `paraísos artificiales`. Salía a la calle con una estola de plumas color escarlata y otras prendas antiguas y pasadas de moda, repudiaba los honores que pretendían concederle y respondía a los elogios con insultos. A los cuarenta años estaba acabado. Sufrió, al término de su vida, un ataque de afasia. En las últimas semanas antes de morir, sólo repetía un par de sílabas.
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